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Los Indeseables

Salvo que nos encontremos en un nivel elevado de conciencia en el que nuestro entorno no melle nuestra actitud, la realidad es que la mayoría de nosotros tenemos a l@s INDESEABLES: esos personajes que dejaron una amargo sabor de boca.
Cuando n@s los encontramos, no sabemos qué hacer, decir o pensar. Nos imaginamos haciendo y diciendo cosas que dejan en ridículo a la otra persona o que le haga saber que estamos mucho mejor (aunque la realidad esté del carajo). He aquí algunas experiencias:

  • El ex-novio: aún éramos novios, en realidad. Después de reclamos por no pasar por él a su salida del trabajo y a la vez sus evasivas para vernos, se me ocurrió la grandiosa idea de sorprenderlo saliendo de su trabajo. Tuve que decirle que pasaría por él cuando ya iba en camino, ¡y me reclamó! So, no pasé por él y me bajé mucho más adelante para sentarme a pensar en qué punto se encontraba la relación… Y la respuesta llegó caminando. Mi «novio» iba muy acaramelado con otro tipo; cuando me vio se sorprendió tanto que ni pudo disimular y lo vi cuando bruscamente dio media vuelta. En ese momento me imaginé como en las novelas, armando un drama y demás. Pero no lo hice, ¡oso el que hubiera hecho! Simplemente agarré mi dignidad y me regresé a casa. Desde ese momento se convirtió en mi INDESEABLE EX-NOVIO.
  • La ex-mejor amiga: ahora que lo veo en retrospectiva y con más madurez (o eso quiero pensar yo) creo que fue una reverenda estupidez por la cuál le dejé de hablar. En fin, aunque no era ni nunca ha sido una persona indeseable, entra dentro de la lista porque no supe cómo reaccionar cuando la vi una vez por donde trabajaba. Me sentía culpable, ridículo por haberle dejado de hablar y no tenía ni idea de cómo pedirle una disculpa. Fue más fácil en el momento  seguir caminando como sí no la hubiera visto.
  • El ex-jefe: Cuando una relación laboral termina mal, tu futuro profesional se trunca (lo sé por lamentable experiencia). Y cuando te vuelves a encontrar a tu ex-jefe puede surgir ese deseo contenido de decirle todas sus verdades o quererte echar a correr… O un poco de ambas. Eso fue lo que me pasó… Después de vernos mutuamente, volví a sentir enojo, después quise echarme a correr. Finalmente me quedé ahí parado tranquilamente esperando mi camión.
  • El ex-amor platónico: te enamoras, te rompe el corazón… Y sigues ahí. Después de bastante tiempo, te das cuenta que no tiene caso seguir en una relación sin futuro y que sólo te lastima, y te alejas. En realidad este reencuentro no lo he vivido y, aunque ya está muy desterrado de mi corazón, sería tan raro volver a verlo. Eso sí, que no espere un apretón de manos y un abrazo de grandes amigos. ¡¡Jamás sucederá algo así!!

Terminé de escribir mis encuentros con gente indeseable y llegué a una conclusión, aunque me contradiga con el inicio de este post:

En algún momento de nuestra vida (o varios, tal vez) habrá alguien que nos lastime, alguien a quien no queramos volver a ver jamás, alguien con quien no terminemos en buenos términos. Es indudable que volver a ver a esa gente nos moverá muchos sentimientos, recuerdos y resulte incómodo. Aún más si te encuentras a tu ex con alguien más (y gup@, encima de todo). Hay que saber reconocer que las cosas no funcionaron y hubo errores. Pero sobre todo, hay que desengancharse de esos recuerdos, de esas personas, reconocer lo bueno que tenemos, y FLUIR. Aunque suene tan «optimista forever» creo que es lo mejor que podemos hacer, por nuestro propio bienestar.

Déjame partir

Hace tiempo que me solté de ti, que dejé de aferrarme a una falsa esperanza, de ilusionar ingenuamente lo que hoy sé que no es posible.
Me solté, te liberé y mi vida no se ha acabado, fluyo.
Y ya no sé de qué manera pedirte que me dejes ir, que continúes tu vida sin mi, como yo lo hago. Aprendí que sin ti soy feliz.
Agradezco que aún pienses en mí, que me recuerdes y me escribas en ocasiones importantes, pero yo no quiero saber ya de ti.

Olvidé

Olvidé tu nombre como se olvida aquello que sólo fue un sueño.

Olvidé nuestros momentos, nuestros lugares, como se olvida aquello que sólo fue un espejismo.

Olvidé cómo buscarte, como se olvida aquello que está prohibido para el corazón.

Olvidé lo mucho que te di, como se olvida aquello que no tiene precio.

Olvidé que te amé, como se olvida aquello que deja un mal sabor de boca.

Mi único recuerdo que me queda de ti son estas líneas.

Y el sólo pensar que puedes voltear la mirada, aunque sea para saludarme, me causa terror.

Quédate donde estés, donde sólo seas un vago recuerdo que no atormenta más a este corazón.

Todo Aquello

Todo aquello que soñé, que en algún momento anhelé.
Todo aquello que deseé, que intenté cambiar.
Todo aquello por lo que luché…

Empiezo a comprender que es como es, y no como quisiera que fuera.
Empiezo a aceptar que por más que haga, por más que sea, por más que de, no puedo cambiar tus sentimientos hacia mí.

Tú siempre pretendiendo que no sabes, minimizando mis sentimientos.
Yo, incapaz de hablar de frente, y amándote en silencio a pesar del tiempo y ninguna correspondencia.

Un nuevo ser ha entrado en mi vida, y deseo que tenga la suficiente fuerza que me haga olvidarme de ti.
Y sin embargo, heme aquí, aún escribiéndote, pensando en ti (aunque menos, debo confesar), dedicándote mis versos, aún amándote mucho más que a cualquier otro ser.

Y entonces me pregunto, ¿cómo puedo olvidar una historia de amor que nunca ha comenzado a escribirse? Y entonces te pregunto ¿realmente comprendes lo profundo de mis sentimientos por ti?

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